Yo no soy más que un simple camino por donde pasa el hombre que soy.
Haruki Murakami
¿Cuál es la idea de escribir en un cuaderno comprado a las apuradas porque llegaste temprano y no tenés ganas de ir a la oficina, que es un lugar que te inspira poco para esto de escribir?
Pienso que podrá ser este notebook lo que lleve a mis vacaciones. Después de todo, el teléfono suple muchas de las funciones de la compu, y sería un descanso para la pobre máquina, que anda a los tumbos en estos tiempos.
Un cuaderno rayado de tapa blanda y un lápiz me acercan mucho a primer grado, un 15 de marzo empecé, si no recuerdo mal. Una experiencia bastante traumática, eso sí lo recuerdo bien. Pasé los recreos en un rincón del patio durante varios días. No conocía a nadie, salvo a mi hermano, que ese año terminaba la primaria.
Laura M. se llamaba la hija de la maestra, la señorita Nevia, una mujer alta, corpulenta, de pelo negro corto, con una voz potente que usaba con dulzura. Ella sería también la maestra de segundo y cuarto. Nunca más supe de alguien que llevara el nombre Nevia. Tampoco Leonisa. Imagino que habrá otras, pero que significaran algo en mi vida, no.
Laura M. era petisita, inquieta, con ojos pícaros, resuelta. Debajo de su enorme melena de apretados rulos negros se dibujaba de manera casi permanente una sonrisa enorme; sus ojos inquietos, enigmáticos, me miraron un día en mi rincón en un recreo y pensé que moriría de vergüenza.
– ¿Querés?, me dijo mientras me ofrecía un poco de su alfajor.
Laura M. es el modelo que usé para Laura López, me vengo a dar cuenta justo ahora, después de tantísimos años.
Fernando
Noviembre, 2022
N. del A.: los hechos aquí relatados corresponden a vidas de otros que conocí, me contaron o, en el último de los casos, inventé; habida cuenta de que mis recuerdos han sido todos prolijamente olvidados o bien me los robaron en un descuido, y los pocos que me quedan no tienen nada de interesantes
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