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martes, 22 de marzo de 2022

Tengo, un mundo de aplicaciones

 

 Desde que el mundo es mundo, las personas han querido darse herramientas para que el trabajo resultase más fácil. Allá por los años de 1960/70, las series de ciencia ficción (hoy sci-fi, que pone en duda si quiere decir science-fiction o science-fidelity, así como el wi-fi. O quizás esta última sea wireless-fiction, ¿no?) nos contaban de un mundo donde todo se solucionaría apretando botones: manejar naves espaciales, materializarnos en otro lugar, hacer café -esta más humilde, claramente- o tener orgasmos. De todo y para todo los gustos. 

 Por eso, cuando éramos chicos, soñábamos con que el año dos mil (no soñábamos, ni por asomo, con el dichoso Y2K que vaya uno a saber si no fue un invento más para sacarnos plata) nos encontraría unidos con un botón para arreglar cualquier cosa o dominados por la tecnología. No hace falta que hagamos una conferencia virtual para darnos cuenta que la segunda opción es la que prevalece.

 Hoy (tal vez mañana y pasado, a qué dudarlo) vivimos una época que podríamos denominar del "solucionismo": para cada problema, tenemos una aplicación. No hice la prueba de preguntarle al buscador cuántos caramelos me quedan si de las dos gruesas que compró mi tío Julián me comí una y regalé dos, pero es casi seguro de que la respuesta la tendré en un periquete.

 Ahora bien, de esa constelación de aplicaciones, podemos deducir que muchas son una pavada, otras ayudan un poco y la mayoría sirven para sacarnos plata. Fundamentalmente las de series y películas. ¿Llegará un día en que cada estudio tenga la suya, y entonces no habrá teléfono que aguante tantas? Ni que hablar tener que recordar cincuenta contraseñas que caducan cada noventa días. Pero claro, seguramente alguien inventará una aplicación que recuerde todo eso por nosotros, ¿nocierto?

 Joe 90, una serie donde los actores solamente hablaban, porque era actuada por muñequitos, era un niño al que unos anteojos archi-super-plus-ultra modernos le permitían saber cualquier cosa: desde ser ingeniero nuclear a saber pilotear una nave estratoférica que en dos horas podría ir de Anillaco a Japón, Corea del Sur o La Perla del Once con solo desearlo. De ahí, quizás, viene este mundo solucionista de nuestra era: ¿no sabés cómo hacer? ¡Despreocupate!, la app te lo soluciona. Y si es un poco engorrosa de entender, ¡olvidate!, el tutorial de utube te lo explica. ¿No tenés utube porque estás harto de las intromisiones de la gran G?, ¡Renunciá!, el mundo tiene una parada en Temperley. Ahí te bajás y ponés una granja, este mundo no es para vos, qué tanto.

 

 ¡Salú!

 

Fernando

Marzo, MMXX2 

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