Ubicada bien cerca del Parque Provincial Ernesto Tornquist, donde se encuentra el famoso cerro, Villa Ventana es un pueblo tranquilo a pesar de su destino turístico. La primera impresión que uno se lleva al llegar a esa comarca es que cuatro días serán más que suficientes para recorrerla: desde Tornquist hasta Saldungaray (los extremos de este circuito), pasando por Sierra de la Ventana no hay ni noventa kilómetros. Una papa, diría el turista acostumbrado a cumplir hitos logísticos y no tanto a disfrutar del camino (vea, si no, querido lector desprevenido, la etiqueta "Autonautas" al costado de este texto y entenderá un poco mejor de qué hablamos)
Pues bien, alerta spoiler, y para quitarle dramatismo a nuestro relato: resulta ser que cuatro días son más que insuficientes para visitar esta región. Empezando por Saldungaray, donde está el cementerio con la monumental entrada a cargo del arquitecto Salamone; ahicito nomás hay una reconstrucción de un fortín de la época de los Malone (¿Eh? ¿Cómo dice? ¿Que en plural? Pero, ¿y la rima, eh, eh, eh?). Bueno, decíamos, Saldungaray, que hasta tiene viñedo y bodega como en las famosas provincias andinas, produce un vino serrano de gran calidad de la cepa cabernet franc. De ahí, claro, a almorzar a Sierra de la Ventana. Después recorrer el Parque Provincial, el circuito de montaña hasta llegar a una gruta, el Monte Calvario, la ciudad de Tornquist con plaza a cargo del mismísimo Carlos Thays y uh, ¡la gran siete! ya tenemos que volver.
Por eso decimos: vayan a Villa Ventana, pero con unos cuantos días para poder ver las cosas con tranquilidad y no andar a las corridas.
¡Salú!
Fernando
Febrero, MMXXII
No hay comentarios:
Publicar un comentario