La mitad del tiempo estuve mirando por la ventana porque pasaban autos nuevos, lustrosos, chicas con zapatos de plataforma, de taco bajo, zapatillas con los cordones de colores, señoras con modernos carritos de las compras, todos recubiertos y con tapa como para que no se vea el contenido, chicos en bicicletas de hacer acrobacias y personas en general. Buscaba la conexión. Por qué pasaban por ahí esas personas exactamente. Anoté en el cuaderno espiral varias hipótesis, sin poder decidirme por alguna; es más, ninguna me pareció factible. Cuando me quise acordar, ya es de noche, el parcial es mañana y no leí ni un apunte. Casi no recuerdo los autores. Al final voy a tener que postergarlo, única certeza en este momento. Empiezo ahora la otra mitad del tiempo, intuyo que algo tengo que comer y algo tengo que dormir, así que no me queda nada, a lo sumo dos o tres horas y de pronto será el parcial, que con suerte pueda anotar las consignas, si es que no vienen en un pedacito de fotocopia, tema uno o cuatro, no tendrá importancia. Dará lo mismo que me pregunten por la ley de Salinas o el concepto historicista de Manera. Yo me quedaré mirando la pizarra con gesto de preocupación, y haré una descripción de eso mismo como para hacer ver que escribo una respuesta. Una semana más tarde tendré la nota, la cara de consternación de la profesora, la fecha del recuperatorio.
Fernando
Mayo, MMXXI
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