Presentación de Katsicas de Pedro B. Rey (Ilustrado por Eduardo Stupía), en Caburé Libros, Buenos Aires, 25 de noviembre de 2016
Esta parte, o capítulo, del libro único [1] del que forma parte Katsikas[2], tiene la particularidad de sorprendernos desde la misma tapa: KATSIKAS, leemos, PEDRO B. REY, leemos, miramos la ilustración de la tapa –una especie de rostro fragmentado, bocetado, hecho con retazos de otras ilustraciones–, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos de nuevo.
Esta parte, o capítulo, del libro único [1] del que forma parte Katsikas[2], tiene la particularidad de sorprendernos desde la misma tapa: KATSIKAS, leemos, PEDRO B. REY, leemos, miramos la ilustración de la tapa –una especie de rostro fragmentado, bocetado, hecho con retazos de otras ilustraciones–, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos de nuevo.
¿Dibujos?, se preguntará el lector desprevenido. Sí señor,
dibujos. ¿Posta? Posta.
Y el primero que encontramos, tinta sobre papel 13 x 19,5
cm, nos hace recordar aquella serie animada de finales de los 60, por aquí
conocida como Meteoro (Mach Go Go Go en
el original) ya que la ilustración se parece bastante a Racer X (el enigmático
Corredor Enmascarado) lo que nos lleva a seguir recorriendo las páginas con
rapidez y avidez, para ver los otros dibujos, experiencia que habíamos
celebrado con Escolástica Peronista
Ilustrada[3],
de Carlos Godoy, ilustrada por Daniel Santoro. Y si bien estas ilustraciones no
están en línea con la intención de sacarnos de las tinieblas con las luces de
la razón, aportan un encanto adicional a este libro que nos sorprende por su
factura.
Luego, nos encontramos con decoraciones que remiten, recuerdan
al viejo filete porteño, que adornaba primero carros de tiro, y luego
colectivos, como así también vidrieras y hasta cuadros en bares y pizzerías con
sus clásicas frases chistosas, a veces; filosóficas, otras.
¿Filetes?, dirá el lector desprevenido. Filetes, sí. ¿Lo mejor que hizo mi vieja es el pibe que
dibuja? Bueno, tanto no. ¿Entonces para qué?
La solapa, casi como cualquier otra, nos da una reseña
biográfica del pibe que escribe, es decir Pedro B. Rey, que es como Juan B.
Justo. ¿Qué tiene que ver? Y claro que tiene que ver, B. tiene, ¿no lo ve? ¡Uy dio!
Pero no se apure, porque así como tiene una solapa tiene una contrasolapa,
donde se nos da una breve referencia a Eduardo Stupía, el ilustrador. Pero eso
está bien, dirá el lector desprevenido, Escolástica
etcétera hace lo mismo, reseña las
vidas de autor textual y autor ilustral, si me permite decirlo así. Sí, pero
están las dos reseñas juntas, acá no, está una en una, la otra en la otra. Y,
pero es lógico. Pero no tan común, además que hay una simetría acentual con el
nombre del libro: uno tendería a decir Katsícas, grave, pero es esdrújula; y
diría Stúpia, esdrújula, pero es grave. ¿No será mucho? Bueno, sigamos.
De inmediato nos encontramos con un EX LIBRIS donde ¿Y ahora
qué es? ¿Qué? Que antes era libris, pero no dice qué es ahora. ¿Podrá dejar de
interrumpir, lector desprevenido? Bueno, bueno, no se ponga así. ¿Y cómo quiere
que me ponga? Póngase a escribir, mejor. Bue, como decía, nos trae un EX LIBRIS
donde está representada con más claridad la figura del barquero Caronte, que
conduce a las almas por el río Leteo, y que es el icono de este nuevo sello
editorial, que se presentó en conjunto con su primer libro. Es Aqueronte.
¿Insiste en interrumpir? El río es el Aqueronte, y Caronte conducía a las almas
de una orilla a la otra a cambio de una moneda. Oiga, acá no venimos a hacer
orografía del Hades, ¿sabe? Sí, pero me está confundiendo.
Para ir terminando, entonces ¿cómo terminando? Sí, vamos a
terminar esta nota. Pero, ¿no va a hablar del libro? Es lo que hago desde el
principio, hablo del libro. Sí, sí, ya sé, digo, ¿no va hablar de los cuentos? No.
¿Me está cachando? No. ¿Posta? Posta. Bueno, vea, creo que tengo que hacer, lo
voy dejando, ¿eh?
Decía, para ir terminando, que el libro está dedicado a Les
Luthiers, al famoso sketch “El sendero de Warren Sánchez” [4]¡Oiga,
esto es demasiado! ¿No tenía que hacer, usted? Bien dice, tenía, pero usté es
capaz de decir las aberraciones más aberrantes. ¿Quién dijo Averroes? Yo no
dije que usted dijo Averroes, dije aberrante. Sí, aberrante es usté, lector
desprevenido, que no me deja en paz. Ojalá beba usté de las aguas del Leteo, y
olvide todo esto, que es verdaderamente horripilante, adiós. Sí, a dios gracias
que se va.
Jorge Consiglio |
Pedro B. Rey |
Bueno, entonces ahora sí, vamos a finalizar con palabras de
Jorge Consiglio[5],
que en la contratapa de Katsikas nos dice acerca de los cuentos –que bien
podrían ser una pequeña novela desmembrada– que “la trama, encrespada pero
diáfana, se cifra en una ecuación luminosa de detalles”. Detalles que, si
sumamos la calurosa presentación hecha en Caburé Libros, nos invitan a
sentarnos a leer Katsikas, que empieza con un cuento que se parece mucho en su principio de construcción a “Nota al pie”, de Rodolfo Walsh ¡Oiga! ¿No era que no iba a
hablar de los cuentos?
Fernando Berton
Noviembre, MMXVI
[1] Christian
Kupchik, al presentar el libro, dijo que esta nueva editorial se
inscribe en el libro único que escriben las editoriales independientes que
florecen en Argentina, y que están llamadas a “dejar un mundo mejor” a nuestros
hijos.
[2] Katsikas; Rey, Pedro B.; Leteo; Buenos
Aires; MMXVI
[3] Escolástica Peronista Ilustrada; Godoy,
Carlos; Interzona; Buenos Aires; MMXIII
[4] https://youtu.be/vjh3uMYvzQQ
[5] Jorge
Consiglio Editor en Leto, junto a Christian Kupchik, al
presentar Katsikas nos dijo que una
de las patas en las que se apoya Leteo es publicar “textos que amamos y que
sean bellísimos”. Para eso, todo lo paratextual que rescatamos en esta reseña,
porque pensamos que la forma no es más que el contenido, pero que una lleva a
la otra.
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