Los roces,
el escuálido presupuesto,
las rutinas inexpresivas,
un cierto nihilismo,
algunas verdades incontrastables,
algunas exigencias inopinadas,
los orgasmos mecánicos,
una cara de disgusto,
el viento despeinado en la mañana,
una cama deshecha permanentemente,
aliteraciones alimentadas con desaliento,
la desactivación de la magia,
una impronta lenta,
varias cacerolas vacías,
y sucias,
y el humo de miles de horas fumadas en el desánimo,
en el desencuentro,
en el descenso a los peores aspectos
de las cuestas abajo,
ya sin gracia,
obediencia,
obligación,
recuerdo de la noche trémula,
de la carne firme
y del beso fácil,
que se han ido
quién sabe adónde
tal vez con quien
acaso cuando
para qué.
Fernando Berton
Copyright 2013
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