Capitulo 7
Los recuerdos pasaron a un momento de estancamiento.
Hay una sensación de ineficiencia recordante, y el instante parece un eterno
que llegó para quedarse. Que no va ni para atrás ni para adelante, o no sube ni
baja, o ni va ni viene. Está ahí, mirando, atento a vaya uno a saber qué cosa,
porque la verdad es que no se puede convencer a la mente de dejar de ir para
acá y para allá como si bailara una chacarera. El esfuerzo es la concentración,
es ponerse a hacer solamente una cosa, lograr el objetivo.
Pasa un instante, y el recuerdo ha dejado de acudir.
Lo que está es el momento, ahora, este instante. Violante, dormida y desnuda,
Remo despierto y desnudo la abraza y respira el aroma de su pelo, siente el
subir y bajar de las costillas al compás de la respiración; busca llevar el
ritmo de ella, poner su respiración en sintonía, sentir que sus pulmones se
hinchan cuando Violante inspira, y que se relajan cuando exhalan. Y en ese
dominar la respiración, siente Remo que domina el pensamiento, que se expande y
se contrae empáticamente con los pulmones, y que puede abstraerse de las pieles
tanto que no dará mayor trascendencia a su erección, a su pene que se expande y
se contrae apoyado en las nalgas de Violante, que también suben y bajan y que finalmente
llegan a una situación donde todo parece estar en una armónica ritualidad de las
relaciones míticas entre las pieles y los pensamientos que se llenan de aire y se
vacían de sustancias y entonces el que duerme es Remo y la que vigilia es Violante.
Piensa Violante que ha tenido suerte en atender a este
muchacho, y tenerlo ahora tatuado en su espalda mientras duerme su momento después
de una erección que ella disfrutó solamente en el tramo final, pero que no le importa,
que se siente arropada por sus brazos, contenida por su respiración tranquila y
entonces ella intenta llevar el compás de la respiración de él.
La noche los mira entretenida en sus ires y venires,
en sus caricias para acá y para allá, en sus momentos sincronizados aunque con un
contrapunto de sueño-vigilia-sueño alternativamente el uno por la otra pero que
en definitiva los lleva a estar tranquilos y expectantes. La noche sabe que en cualquier
momento ellos dos estarán despiertos al unísono. La noche sabe que entonces, deberá
cubrirse de una fina estola de nubes grises, con un borde de perlas plateadas que
caerán suavemente sobre el tejado y que no harán otra cosa que generar un poco de
frío, que los llevará a abrazarse de repente, a unirse por las bocas, primero, por
los brazos, después, por los deseos, por último.
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