Caminamos tomados de los pies, y nos llevamos a varias personas por detrás. A veces, se hace necesario mirar las cosas desde otro lado, poner la cámara en un lugar diferente, tratar de entender qué está pasando por la mente de los otros.
Lo que no se sabe muy bien es si los otros tienen, aunque más no sea por un ratito, que ponerse en nuestro lugar. Pero, pensándolo bien, es mejor que nuestro lugar sea nuestro. Cada tanto podemos llevar a pasear a alguien por nuestro lugar, pero en sí, nosotros tenemos un espacio y es para nosotros.
En verano, las tardes tienen ese aspecto de eternidad calurosa que nos lleva a creer que el sol se ha equivocado y va a permanecer ahí por siempre. Entonces, esperamos que venga la noche. Que no viene.
Reciclamos la correspondencia, para darnos cuenta que la noche tiene algo que las tardes calurosas no; personas que les canten. En serio, pensé en dedicarle otro texto, pero estoy teniendo segundas opiniones.
¿Cuántos poetas desesperados han cantado a la noche?
¿Cuántas veces hemos pedido a gritos que llegue la noche, porque no podemos soportar una hora más de luz?
¿Cuántos vampiros han deseado poder disfrutar, apenas un minuto, de un amanecer?
Y ahí estamos, a medio metro de alcanzar una tarde de 36 o 37 grados, a la que seguramente ningún poeta habrá de dedicarle una cuarteta siquiera, con todos los nervios de punta al saber que nuestros labios inexpertos, irremediablemente chocarán contra otros labios, que en dirección opuesta, se acercan inexorablemente, hasta que en el momento exacto, hay un roce apenas, imperceptible, que dura menos que el suspiro que sobreviene.
En un instante, luego de la brevedad del momento, han terminado montones de cosas, ha dejado de ocurrir esa sequía recurrente de besos verdaderos, ha comenzado un camino hacia las caricias que empiezan por la cabeza, pasan por la mejilla y el cuello para convertirse, sin mayor prólogo, en un abrazo intenso, tanto como el nuevo beso, que esta vez es un poco menos rígido, que se anima a tocar con la punta de la lengua.
Por eso acá, en esta noche, le cantamos a una tarde de verano muy, muy caliente.
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