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miércoles, 20 de junio de 2012

"Componíamos canciones que iban a cambiar el mundo"

... dice Luis Alberto Spinetta en una parte de la entrevista que le hace Emilio del Guercio en el programa "Cómo Hice", del canal Encuentro (ver link: Cómo Hice ... Muchacha ojos de papel (programa de 2010) ) y remata: "Which was not true". 
      Y dice poco después que los artistas terminan siendo "decorativos"; y digo yo, que en parte es verdad, y agradecemos la decoración que nos permite la música de Spinetta (como la de tantos otros), o la literatura, o la pintura, o el cine.
      En efecto, no parece que el arte vaya a cambiar el mundo. O no del todo. pero es verdad que en aquellos años de Muchacha, había una efervescencia social como la que no se ha visto luego.
¿Qué pasó? No tengo forma de demostrarlo, pero sí de preguntarlo. ¿Habrá sido una reacción, acaso desmesurada, de las grandes corporaciones -económicas y políticas-, que veían en esos jóvenes de pelos largos que pregonaban el amor libre y el consumo de sustancias alucinógenas, un riesgo enorme de perder para siempre el control de lo que está bien y lo que está mal? ¿En ese miedo, se habrán urdido las tramas de las políticas de seguridad nacionales, los avances descomunales sobre los países productores de petróleo, sobre el este del muro de Berlín, sobre unas pobres naciones del sudeste asiático que tuvieron la mala suerte de luchar por años y años para, finalmente verse ganadores del bando que -parece- perdió?
     Tal vez sea mucho. Pero en esa síntesis que hace el flaco: "queríamos cambiar el mundo - cosa que no era cierta", está, para mi entender, la ruta que habrá que seguir  para desenredar la madeja, y ver qué se puede tomar de aquellos tiempos que todavía nos sirva para proyectarnos hacia el futuro. Es cierto que el progreso económico y el acceso a la tecnología son muy tentadores, y casi todas las personas queremos eso. Pero no lo es menos que la ambición desmedida de algunos sectores, han llevado a la humanidad a un punto en que el cambio de modelo parece imposible.
      Con la caída del comunismo, el mundo dejó de tener un equilibrio en las formas de pensar, y hoy  parece que sólo se puede pensar desde el capitalismo. Lo que no está claro es si ésta es la mejor forma de avanzar. Vale aclarar: eso está más que claro para los capitalistas, que han logrado enormes ganancias con el trabajo de los otros, dando muy poco a cambio, y además lo poco que dan se lo llevan por otro lado. 
       No está claro, digo, para los que salimos a trabajar todos los días, que queremos tener un buen pasar y darles uno también a nuestros hijos, disfrutar de la vida en familia y poder irnos de vacaciones y contar anécdotas de los maravillosos viajes que hicimos. Muchas veces a costa de no ver nunca a esa familia que amamos, a esos amigos que solo extrañamos, a esos fines de semana que no aprovechamos hartos de todo hartazgo por la rutina y las 12 o 14 horas que nos lleva el trabajo por día.
       Recomiendo fervientemente ver "Cómo hice" (también se puede ver por internet), porque, por ejemplo, ver el final con los cuatro Almendras cantando ese himno que viene desde tan lejos, es un placer que, al menos a mí, me llevó hasta las lágrimas.
       Y todas las reflexiones anteriores, que acaso no estén tan desentonadas, aunque lo parezcan.
       ¡Gracias Luis! ¡Hasta Siempre! 

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