Jueves, 13 de octubre de 2016
Entrevista coordinada por Oliverio Coelho
Entrevista coordinada por Oliverio Coelho
Osvaldo Baigorria |
Y
guiada por Ignacio Gago, Leandro Barttolotta y Nicolás Garibaldi.
Las
presentaciones de rigor se pueden buscar en interné con mayor precisión.
Diremos, eso sí, que Osvaldo Baigorria es escritor, periodista, nómade,
cronista, todo eso junto.
La
cita es en la librería Caburé, de México 620, Capital Federal. (Ahora se dice CABA,
pero preferimos el arcaísmo) a las 19:00, y a lo largo de dos horas se fueron
desgranando diversos temas relacionados con la escritura y la vida; la relación
con los géneros -en principio los literarios- y con los viajes.
Y
ya que se mencionan los viajes, incluyamos los viajes en el tiempo: Baigorria
viene desde los últimos '40, mientras que los entrevistadores han nacido en los '80. Todos ellos crecieron
y se formaron en democracia. Comparten la estética de la Escolástica Peronista
Ilustrada, de Carlos Godoy, también del '83. Cabe destacar esto para no creer
que los tiempos son irrelevantes. La experiencia de vida no debe ser un
instrumento de análisis de la literatura. Pero sí es importante contextualizar
a los reporteros y al entrevistado, ya que median unos 35 años entre los que se
prestan a esta charla.
Las nuevas generaciones en la entrevista a Baigorria |
Escritura y vida
El
periodismo no es, necesariamente, un escudo. Aunque sirve para ganarse la vida.
Las
cosas se complican, porque se mezcla escritura, profesión y vida. Ya veremos en
breve algo acerca del escritor profesional.
Yo puedo decir que soy “escritor”
para completar mi C.V., pero tuve épocas en las que no escribí nada, o algunas
cosas que después fueron a parar al tacho de basura.
La
pregunta que surge es doble: por un lado, la experiencia parece no existir si
no se la publica, básicamente en las redes sociales; y por otro si se escribe
para que lo sucedido sea más intenso.
A
lo que Baigoirria nos dirá, primero, que este es un tiempo donde ciertamente se
busca la publicación constante de los hechos, y que ya nadie busca la
experiencia pre moderna, como la chamánica, esa experiencia muda, esa que no
tiene palabras, la que queda en el fuero más íntimo.
Y
por otro lado, que sí puede darse que la escritura acentúe el efecto de los acontecimientos,
que se resalte la intensidad de los hechos aunque no sea ese el objetivo en el
momento de empezar a escribir.
Escritura y tecnología
Acaso
uno de los tramos más intensos de la entrevista ocurre cuando se le pregunta a
Baigorria si Cerdos y Peces sería
posible en estos tiempos. A lo que dirá que en nuestros días se viven momentos
complejos, de aparente libertad pero de enorme control, donde hay una sensación
de que todo puede decirse pero que son necesarias muchas aclaraciones obvias
previamente.
Y
ejemplifica con temas polémicos: tenemos matrimonio igualitario, por caso, pero
no tenemos aborto legal. Hay una sociedad que pone mayores controles a la
violencia, pero cada vez hay más feminicidios (o no disminuyen en la medida de
lo esperable)
Cerdos y Peces no
necesitaba escribir “estamos en contra de la prostitución infantil” para
publicar una nota acerca del amor consentido entre un adulto y un menor. Hoy existe
una necesidad de aclarar todo el tiempo lo que es políticamente correcto al hacer
una publicación semejante. Acaso esto era así porque en los ’80 se vivía un
clima de libertad después de los años de la dictadura.
Pero
hoy, con todos los medios que existen (internet, blogs, redes sociales) parece
haber un retroceso, un control permanente de los contenidos y de las ideas. Acaso,
como decía Borges acerca de la imprenta, esta nueva tecnología resultó
perjudicial para la lectura porque se hizo fácil. Antes de eso, los manuscritos
eran escasos, la letra no era siempre la misma, no todos sabían leer y, por lo
tanto, la lectura se hacía más a conciencia.
Escritura y viaje
La
charla (que en esto devino la entrevista) nos lleva a pensar en la experiencia
del viaje: en los ’60, viajar tenía un sentido más íntimo, y podía considerarse
un punto de fuga, un lugar por el cual salir de todas las presiones. Pero en
estos tiempos donde existe el “turismo de masas”, nada queda de la fuga, se
pertenece al sistema. Por eso la decepción con Kerouac, que siempre pregonó no
quedarse en el mismo lugar, para luego convertirse en “escritor profesional”. Esto
dicho como símbolo de la devastación capitalista: el bueno de Kerouac llegó a
cobrar dos mil dólares por una nota en Playboy, que en los ’60 era muchísimo
dinero.
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