Comprar RELACIONES

Comprar RELACIONES

martes, 28 de febrero de 2017

In preparation for take off VI



- ¡Esto es una estafa!
- ¡Eh! Salga de ái, va, vía.
- ¡Esto es un atropello, oiga!
- ¡Qué atropello ni atropello! ¡Rajá de acá!
- ¡Acá no hay ningún count-down! Esto va subiendo.
- ¡Pero tomatelás de una vez!
- Ya vamos por el seis, y tendría que ir hacia abajo.
- ¡Juera, bicho! ¡Vaya pa' las casas!
- P-p-p-pero...
- ¡Pero nada, piantá!

¡Mamá! La verdad es que no le aconsejo a nadie tener un lector desprevenido. Se te mete de la nada y encima quiere tener razón. ¡Habráse visto!

Decí que ya estoy de vacaciones, y pretendo no hacerme más problema, mi única ocupación ahora es ir a buscar el auto y agarrar la ruta por unos días y  olvidarme de todas estas cosas.



A partir de entonces, pálido e intrépido lector, nos mantuvimos firmes. Ninguna invitación fue aceptada, pese a las campañas desatadas con vistas a obtener la presencia del Lobo en tal o tal lugar en los meses de mayo y junio (y no era fácil, puesto que nos resultaba imposible dar una explicación aceptable de nuestra negativa). No pasaron. Nosotros, sí. Con la esperanza, oh paciente acompañante de estas páginas, de que nuestra experiencia te haya abierto también algunas puertas, y que en ti germine ya el proyecto de alguna autopista paralela de tu invención. (1)

¡Qué envidia! ¡Qué no daría yo por tener un lector pálido e intrépido en vez de uno desprevenido! Pero bueno, cada quien tiene el lector que se merece y habrá que lidiar con eso.

Así que en estos días en los que los árboles  ya se van probando el traje de otoño, me toca preparar mis vacaciones. Falta poco, y ha sido un año difícil como para que se prolongue tanto el descanso anual. No es poco que mientras todos vuelven uno se va, así que la idea es aprovechar esas oportunidades.

Solamente habrá que bancarse al lector desprevenido un par de días más.

¡Salud!


Fernando Berton,
Febrero 28, 2017

(1) Cortázar, Julio; Dunlop, Carol; Los autonautas de la cosmopista -un viaje atemporal París/Marsella-; Alfaguara; Madrid; 1996; Págs. 43-44

lunes, 27 de febrero de 2017

deber ser

climbing up - summer - 2017

I sometimes wonder: ¿estaré haciendo bien? Y a veces me respondo que sí; otras veces que no.

Hasta las cuatro de la tarde,los deseos no están disponibles. Duermen el sueño de los justos, o las siestas ajustadas, mientras se deleitan en recibir caricias con las yemas de los dedos por la espalda las costillas o las nalgas.

Recién llegó un correo de vos. Decía cosas que no se entendían del todo, pero que más o menos se podía suponer que sí cuando todo el resto de la cuestión quedara en términos acordes a lo que se había pactado previamente en concurso real y en el pleno ejercicio de las facultades.

Más temprano que tarde las chicas lograrán su cometido y el resto deberá callar para pasar a otra etapa.

Ninguno de los dos consideró que fuera necesario caer en las falsedades tan frecuentes cuando el hombre común llega a su casa después de haber concretado una nueva jornada de trabajo y el resultado ha sido cero. Es decir, que todo lo que ganó ese día ya se lo ha gastado entre ir y venir del trabajo, la comida de él y la de su familia y entonces todo vuelta a empezar.

De un momento a otro la tarde se ha convertido en noche. ¿Qué pasó? Estaba nublado, y no nos dimos cuenta de la metamorfosis. De la tarde que se ha convertido en noche de un momento a otro mientras estábamos mirando hacia otra parte.

El tren ha salido demorado. Antes, salía de azul y blanco. 

El subte ya no llega a la estación terminal, y la gente ha preferido caminar a estar esperando infinitamente en la parada del colectivo que no ha sido capaz de prever el aumento sideral de pasajeros.

La chica infinita llega a casa. Prepara un mate, y con una sonrisa enorme dedica una sonrisa amplia como un horizonte. Y luego entrega su deseo al sudor aumentado un millón de veces por un febrero excesivamente caluroso para lo que normalmente es un febrero.

Y así vamos pasando. Las cosas son lo que son.

¿Cómo creés que deberían ser?


Berton, Fernando
2017, febrero



sábado, 25 de febrero de 2017

Otras voces

Cosas que pasan es un blog que no se caracteriza por divulgar la obra ajena de manera completa. Lo hace desde la reseña, la crítica, el impresionismo. Pero obra completa de otros autores casi que no. 
Hoy, sin embargo, se hará una excepción, y presenta un texto del conde Alejandro von Belda, nacido en Baviera en 1899, muerto en 1912, en la madrugada del 15 de abril, mientras buscaba nuevos horizontes en su viaje desde Europa a América. 

Por ciertos errores en la burocracia cósmica, renació en Argentina años más tarde, hijo de Herman Bigalski, Caballero de la Orden de Leopoldo con Espadas, destituído Alcalde de la municipalidad de DEURNE, distrito y provincia de Amberes, arribado al Río de la Plata en busca de mejor fortuna, que no encontró. 

Renombrado como Alejandro Belda, cruzó sus caminos con un servidor a comienzos del siglo xxi, en circunstancias poco claras, pero que llegaron al intercambio de determinadas obras.

En honor a este magnífico encuentro, Cosas que pasan se complace en presentar a continuación un texto original e inédito, hasta el momento, del susodicho.

Esperamos que el lector desprevenido y el habituado logren disfrutarlo.

¡Salud!








La Sentencia
Estaba viviendo en la periferia de Kosovo. El barrio, con casas al fondo, pequeñas quintas y alambre tejido al frente, bien podría haber parecido cualquier otro suburbio tranquilo del mundo, a no ser que la guerra había destruido todo. De mi casa solo quedaban escombros.
En esa desolación estaba cuando escuché, creo que de una radio portátil de un vecino, una noticia que me generó indignación: el Papa recorrería las zonas bombardeadas. Estaba pensando en lo poco que me importaba el papa y la hipocresía de la iglesia católica, cuando noté, por el revuelo de los vecinos, que el personaje pasaría por el frente de lo que había sido mi casa.
Debo confesar que tuve un ataque de cholulismo, y quise llegar hasta la verja para verlo pasar. En eso recordé algo que había dibujado hacía tiempo y que había podido rescatar de entre las ruinas. Lo llevé para mostrárselo.
Estaba pasando Juan Pablo II. No noté la comitiva, parecía que caminaba sólo, puerta a puerta como un vendedor ambulante. Ahí lo encaré y le dije que tenía un dibujo para mostrarle.  El viejito de ojos azules era inexpresivo y pausado. Podía pensarse que se la daba de importante o que estaba en otra frecuencia. Le di el dibujo y mientras él lo observaba (me da vergüenza recordarlo), comencé a explicárselo con verborragia: El dibujo tenía dos rostros de Jesús superpuestos, uno mirando hacia abajo y otro hacia arriba; le conté que mi intención había sido representar la parte humana que miraba los hombres y la divina que miraba hacia arriba.
El papa, con el dibujo en las manos, en un instante que me pareció una eternidad, guardó silencio.
De pronto sentenció algo, que en principio pensé había entendido mal: - Tenés que escribir sobre esto.-
Y eso fue todo.
                                                               …………………………………………..

Estimado Juan Pablo II
Ignoro cuál es el protocolo para dirigirme a usted, en estas circunstancias. Es claro que cualquier protocolo sería una especulación literaria, particularmente cuando se le escribe a una persona muerta y no es mi intención hoy ornamentar con palabras, sino organizar un contenido.
Si deseo aclararle mi posición de respeto y mi condición de no practicante de la fe católica.
Cuando pensé que mi tarea encomendada estaba cumplida, dado que había escrito el texto que figura más arriba bajo la premisa “escriba sobre este tema”, me encontré con la invitación a redactar esta “carta abierta” y nuevamente quedo perplejo ante esta misión a realizar.
Calculo que tendré que escribir sobre el Cristo humano que mira hacia adelante y el Cristo dios que mira hacia arriba. Y pienso en los aviones de la revolución del ’55 con la leyenda pintada en las alas “Cristo Vence” que bombardearon al pueblo en la Plaza de Mayo. Alguno habrá mirado hacia arriba antes de morir… Se me revuelve el estómago teniendo que escribir sobre esto. Intentaré continuar. Tal vez, el que mira hacia arriba es el humano, y el otro no.
El tema es que, después de nuestro primer contacto, de esto ya hace más de quince años, me dediqué a investigar sobre cristianismo, leí los evangelios, disfruté de los beneficios de la fe y finalmente perdí la confianza en las organizaciones eclesiásticas, como tantos otros.
Pero bueno, no fue una pérdida de tiempo. Hoy puedo hablar de la figura de Cristo como hombre y como Dios, con mucho más fundamento que en aquél entonces. Sin embargo sigo dando rodeos sin entrar al tema.  Seguramente la yunta de la iglesia con la oligarquía que se manifestó en Argentina por los años ’30 -y no da señales de ruptura-, me revuelve las tripas. A pesar de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos…
La parte más sangrienta y terrible del evangelio es la de la llamada “pasión”. El pobre tipo crucificado mira a Dios hacia arriba y dice: -Perdónalos, no saben lo que hacen. Aunque también, antes de su muerte dice: -¿Por qué me has abandonado? El hombre o la mujer en esa Plaza de Mayo dicen lo mismo. Tal vez porque Cristo vive en nosotros, todos somos una parte de él, cuando miramos al que está al frente o cuando miramos al cielo.
Se supone que Cristo vino a salvarnos, y en particular, a librarnos de la culpa. Y con el simple proceso de reconocer la culpa y aceptar la fe, quedamos libres para seguir creciendo, evolucionando. Tanto las personas como las instituciones.
Sin embargo, la iglesia católica no expresó el mea culpa por esos hechos, y si, por ejemplo, por curas perversos. No se reconoce culpable como organización,  sino que reconoce podridos algunos extremos perdidos de sus múltiples extremidades.
Me pregunto si reconocer este mal no ayudaría a resolver la antinomia goriloperonista, la grieta, y tantos otros males que nos aquejan, como iglesias que son organismos comerciales, morales hipócritas, antinomias demagógicas.
Lo más práctico sería escribirle al papa Francisco, pero bueno, nadie es profeta en su tierra, tampoco él.
Creo que ahora cumplí con mi parte. Por eso le pido a usted, que si está a su alcance, gestione los medios necesarios para generar estos cambios. Tal vez, a partir de allí, el mensaje evangélico fluya con otro contenido, y se pueda hablar de cristianismo con auténtico orgullo.

Fue un gusto y un desafío haber soñado con usted.
Saludos

miércoles, 22 de febrero de 2017

¿viste? yo te dije

piano man

La noche llega indefectible.
Sabemos que el concurso real de las altas horas de la tarde no le llega ni a los talones a las altas horas de la madrugada.
Existe una controversia acerca de las altas casas de estudios.
Pero no es esto lo que venimos a dilucidar hoy. Que es de noche y ha llovido estrepitosamente durante un rato, para que luego salga el sol. Bueno, el sol no sale de noche, vaya a saberse si por menor de edad, porque la mamá no se lo permite o por una simple cuestión de cansancio. Posta, hay que estar todo el día dale que dale quemando hidrógeno para, encima, tener que salir de noche. No es vida.
Así que como quiera que sea, las altas horas y las altas cosas compiten, quizás, con la alta costura, que llega como quien no quiere la cosa. 
Hemos visto que la alta costura nos lleva a un estado de refinamiento que no es propio de este espacio. Verdad, acá se defienden otras cuestiones, otros refinamientos, otros conceptos; pero nada de alta costura. 

En fin, la cosa se ha ido de las manos. 
Esto ya no es más lo que era.
Recurro a la buena voluntad de los lectores, que sabrán disculpar las molestias ocasionadas.
Estamos trabajando por un blog mejor.




fernando
berton
febrero
veinte diecisiete

martes, 21 de febrero de 2017

Preparándose para el despegue V



I used to play football when I was young. But I wasn't a good player at all, I have to admit. 

Now I have a better picture of the game, but really worse lungs. So when the time comes, I will do anything to avoid climbing a stairway. (Never mind if it's to heaven or hell) (Well, now I'm having second thoughts, cos it seems to me that heaven is upstairs whilst hell is downstairs. At least, so the song goes "Going down, party time / my friends are gonna be there too // I'm on the highway to hell") [1]

So, the conclusion should be that when you have an obstructive pulmonary disease, it's better if you go to hell, cos' it's gonna be much easier walking down than climbing up, dude.

But I missed my point, I believe (it's not the first time I do, and it won't be the last, for sure), so I will make tracks and get back to the beginning of times: everybody knows at this time of year that I can’t stand it anymore. As a castaway that sees the last piece of wood go by, my vacation is definitely taking it’s time. Ok, I’ll pay, and be patient as well.

Never mind the bullocks, this is my last week, so I won’t be sad, I won’t be troubled. People look at me and say hey, ‘ud, is that really you? Can that be fuckin’ ya’?

And  I say fuck yes!, it’s me, what would you think, ‘ud?

No, nothing, just asking.

Ok, then, see ya’ round.

See ya.





someone who used to be me
february, 2017

lunes, 20 de febrero de 2017

In preparation for take off IV ó estofado de chauchas

La jaula de la locura


Así como el título de una de las canciones póstumas de Los Beatles, las aves en general y los pájaros en particular son sinónimos de libertad, se utilizan como metáfora del alma (pensar en la representación alegórica del "espíritu santo") y simbolizan el viaje que hace el hombre desde el mundo terrenal hasta el mundo espiritual. El final de la película Blade runner, por ejemplo, nos muestra esto de manera ejemplar.

La fotografía que ilustra el presente artículo fue capturada (je je) hace ya un par de años (casi) e intenta representar la triste realidad que nos toca vivir: disfrutamos del canto de un pájaro enjaulado mientras vivimos, a nuestra vez, en una jaula mayor.

¿Y si todo fuera una simple estadística? Es decir, que cada uno de nosotros cupiera en una categoría preestablecida, y, así como existe un ratio para determinadas cosas (los robos, las estafas, las defraudaciones, etc.), nuestras vidas no fueran ni más ni menos que un porcentaje de probabilidades.

Entonces seremos gordos, fumadores, soñadores, realistas, comunistas, peronistas y así de acuerdo a una ley de probabilidades.

Lo traumático es ver, desde mi decil, digamos desde mi cuadrante, que algunas de esas cuestiones predeterminadas parecieron, por una vez, haber sido alteradas. Entonces creímos que los trabajadores también teníamos derechos, que podíamos irnos de vacaciones al hotel del sindicato y no creer por ello que le estábamos robando nada a nadie.

Entonces resulta que ya falta poco. Que me iré de vacaciones a mi propia costa, gastando los dineros que supe conseguir gracias a que me echaran de un empleo y que, casi por milagro, de algún modo todavía perduran. Pero ya falta poco, queridos lectores, para mis vacaciones y para la extinción de esos dineros.

Ya les contaré al regreso que tal nos fue, a los extintos pesos y a un servidor.

¡Salud!



fernando berton
febrero, mmxvii

domingo, 19 de febrero de 2017

Pozos

La calle está imposible. Intransitable. Los colectivos se desvían por izquierda y por derecha. Rodean la plaza, que está llena de hojas y de pájaros que no van ni vienen. Hace varias horas tuvieron que rescatar una camioneta que estuvo a punto de desaparecer. La televisión y los diarios se hicieron un festín. Todos querían ser testigos, decir que no había sido a las catorce sino a las trece cincuenta, y así. Unos niños que pasaban saludaron a cámara y fueron reconocidos, años más tarde, como los perpetradores de la masacre. Pero esa es otra historia.



Fernando Berton - mmxxvii

Algo que se viene



lo que ves cuando no ves puede ser la representación viva de tu inconsciencia.
eso que está ahí a punto de estallar en cualquier momento, como si fuera una mina de tierra.
recuerdo "las hormigas", con v de vian. un soldado escucha el clic que hace el detonador de la mina, y solamente va a explotar cuando levante el pié. entonces se queda ahí, con el pie sobre el detonador. hasta que la pierna se le duerme, y empieza a sentir el hormigueo.

anoche las cosas no fueron como hubiéramos pensado. la película no estuvo tan buena, y la comida un desastre. hablamos así como quien no quiere la cosa de cosas que acontecen y contra las que no tenemos mucho que hacer.

nos sentamos a tomar un café bajo el cielo nocturno, esperando que no se nos durmieran las piernas, que no estallara la bomba, que no cayera un satélite sobre nuestras cabezas. el transborador espacial no pudo soportar el regreso a la Tierra y encontraron sus restos en tres estados: sólido, líquido y gaseoso.

mañana volveremos a la rutina, esa que es tan repetitiva que agobia. he decidido dejar de respirar, que es una de las rutinas más espantosas. y veremos qué ocurre después de que me ponga algo azulado.

hasta siempre.




recuerdos de mmxvii
yo

sábado, 18 de febrero de 2017

Noche abierta

La barra de la esquina

Ey, Vahn! C'mon, join us, have a beer!
Lo miré con desdén. No me habla a mí, pensé, y giré la cabeza sobre mi hombro derecho. Tampoco vi a nadie detrás del izquierdo.
C'mon, dud, don't make me beg, pli!
Hacía frío, el sueño definitivamente no iba a llegar. Pensé que sería mejor dejar de sonambulear, tenía los ojos negros, el estómago vacío, un dolor en el cuello.

Rangh no tenía gas. Las puertas las había arrancado y cortado en pedacitos para hacer leña.  Rangh me miraba, mientras yo estaba en el inodoro, con una sonrisa entre divertida y decadente. No lograba encender el fuego, y le temblaban las manos, algo azules, por el frío y por la abstinencia. Al final salí del baño y logramos prender un papel, más por suerte que por pericia.

Got a cigar, Vahn?
Mighei fumó el cigarrito en dos pitadas. se notaba de lejos su temblor. Me miró con los ojos entornados, como si fuera un agradecimiento.  El lugar estaba tibio y me pidió para comprar una cerveza. Tiré algunas tarjetas sobre la mesa, y Mighei mostró su sonrisa incompleta, como excepción a mi buena voluntad.

Poco después teníamos una buena llama, y Rangh, con sus manos totalmente entumecidas, me acarició torpemente. Temblamos un poco mientras sonreíamos a la llama que iba creciendo anaranjada, con algunos costados negros, un poco de azul, con la alegría de haber logrado un suceso. Las caricias continuaron por un rato, hasta que logramos una temperatura más o menos acorde, y entonces Rangh trajo unos pedazos de carne que puso a asar ensartadas en un trozo de alambre

Vahn, what ya gonna do now?
Ni yo sabía que iba a hacer. Le inventé alguna cosa, y Mighei apoyó el vaso y se rió fuerte, hasta que le dio tos, y se cayó al piso, en un ataque. No supe bien que hacer, de modo que le dí unos golpecitos en la espalda a ver si se le pasaba. Pero como no reaccionó me fui. Después preguntaría cómo había terminado.

A media hora del amanecer nos dormimos. Rangh tenía la piel fría, y respiraba con dificultad. La baja temperatura y el humo le afectaban le pulmones. Le acaricié la nuca despacio, hasta que los dedos abiertos se me enredaban en su pelo revuelto. Me detenía con cada quejido, y volvía a empezar, mientras esperaba que la respiración le volviera a ser normal. Hasta que el ruido se detuviera por completo, y con las primeras luces del día llegara la tranquilidad.





Fernando Berton
Febrero, 2017

jueves, 16 de febrero de 2017

Detrás del frente

Recién llego a la esquina y ya me está semblanteando. Doy una calada al cigarro, y suelto el humo con bronca. Mejor me rajo, pienso rápidamente, y me las pico con rumbo a la estación. En el túnel me cruzo a los pibes del Jazmín. Ey, Van, me saludan, vamos a lo de Sundy, copáte. Me sumo al grupo, y repartimos cigarros. Sundy vive en Carva, digo, ¿cómo vamos? En tren, vení por acá. Bajamos por otro túnel, hasta el andén. Hace calor y ha llovido no hace mucho, se conoce, y la humedad es bastante notoria. Todos fumamos y tosemos y el humo se queda en el aire, porque está muy pesado, no corre viento. Al rato ya casi no se ve nada, y de pronto llega el tren, pero está muy retrasado. Apenas bajan los que venían nos hacen subir, sin limpiar ni nada. Una azafata dice que no nos hagamos problema, que para no perder más tiempo van a limpiar durante el viaje. Nos miramos y nos decimos que ok, algo displicentes. El tren gira sobre sí mismo y arranca, las bandejas de comida se caen al piso y nosotros nos tambaleamos a punto de ir también al suelo, pero se estabiliza y nos quedamos ahí, comiendo de las bandejas que usaron los otros pasajeros. Hay un pollo algo frío y con gusto a hervido, o como si no se hubiera cocinado bien. Las gaseosas ya no tienen gas y el agua está derramándose de una jarra que parece pinchada, o tal vez haya estado fría y ahora la humedad se derrite y se derrama por la mesa y cae o se queda pegada en servilletas de papel manchadas de tomate y de aceite de una ensalada que está totalmente quemada por la sal y el vinagre. Pero la comemos igual, mientras las azafatas barren y pasan unas aspiradoras de líquidos y de otras sustancias para dejar todo más o menos en orden, más o menos en desorden, en pocos minutos.. Pasamos por una estación pero el tren no se detiene, hay un muelle y cabos y yo pienso que nos vamos a matar pero las ruedas están en línea y pasa justo, hasta que al final se detiene y bajamos. No sé de dónde aparece Máscar y me abraza y me besa como siempre, y un poco nos excitamos pero yo me estoy alejando del grupo y entonces le digo salí de acá, con un empujón, y Mäscar me mira con cara de desconcierto, pero no le doy cabida y me voy con los pibes, que están jugando un loco y me toca ir al medio. Cásti me va tirando pelotas y yo me las tengo que sacar de encima sin que piquen, cada vez más rápido, derecha izquierda derecha izquierda, hasta que una toca el piso y vuelta a empezar.
A la noche llueve y nos volvemos. Sin noticias de Sundy




fernando berton
febrero, mmxvii

miércoles, 15 de febrero de 2017

Acumulación de cúpulas

Cabildo de Buenos Aires

La verdadera situación es la intersección de dos conjuntos disjuntos: el de los equis tales que equis confluyen en un punto equidistante a la fiaca y el hastío, por un lado; y el de los y tales que y buscan el punto de fuga de la realidad agobiante.

Estuve buscando un curso, tutorial, un tríptico o folleto explicativo para la detección temprana del huevo hinchado. Tal actividad evitaría bastantes dificultades que acontecen diariamente en oficinas, galpones, terminales aeroportuarias, salas de primeros auxilios, bibliotecas populares, hospitales públicos o privados, facultades de derecho o de izquierdo, que tales son las condiciones del huevo: derecho o izquierdo.

He de decir que no hay. Si uno quiere evitar grandes desmanes, debería ser factible saber con determinada exactitud que uno está, de manera casi inconsciente, a punto de mandar todo a la mierda por tener el síndrome no siempre tenido en cuenta, acaso inexistente, de la hinchazón de huevo.

No se ría. Le pido encarecidamente.

Cuando un jefe le pide algo (y recuerde que la condición sine-qua-non de ser jefe es pedir cosas, muchas de ellas inútiles); cuando la cola del colectivo es demasiado larga; cuando el calor aprieta; cuando la humedad es lo que mata; cuando el canto de los grillos resulta inentendible; cuando las distancias entre dos puntos no siempre son una recta; cuando los cuadrados de las hipotenusas son iguales a la suma de los cuadrados de los catetos; cuando los santos bernardos entran en huelga; cuando los plegamientos hercínicos reducen las distancias equidistantes entre las curvas que superponen a las rectas. Cuando todo eso está en juego, mi querido, la hinchazón de huevo está a punto de hacer estragos en sus emociones y estará usted a punto de cometer una pelotudez.

Por lo tanto, desde aquí, humildemente, exhortamos a las autoridades para que lancen, de manera inmediata, una campaña pública para alertar a la población, y para alentar a cada ciudadano a estar atentos a estos posibles síntomas que, de manera no exhaustiva, enumeran de manera más o menos regularmente las causas y/o motivos sentenciales que conducen indefectiblemente a mandar a todo, todas y todita mi alma a la reverendísima mierda.

Y eso no está bien, si hay maneras de prevenirnos.

¡Salud!




febrero, mmxvii
fernando berton



martes, 14 de febrero de 2017

In preparation for take off - III

Hoja de Ruta
Solamente me falta la firma del ATA (1)

Vacaciones, here I go!

En siete (7) simples pasos:

1) Relax. No hace falta mayor explicación. Ya lo dijo el Quixote: Sancho, reláxate y anda.

2) Calm down. Acá por ái hay que hacer alguna aclaración, porque no es lo mismo calm down que calm up. En promedio podemos decir que calm, cosa de no complicar mucho el tema.

3) Think! Que a todas luces tiene que ver con las inundaciones. O bien con los agradecimientos. No sé muy bien, prometo tener algo pensado para la próxima.

4) Enjoy! (Coca cola) O lo que venga. La idea es que no nos encuentre la semana sin haber pasado un rato agradable.

5) Read. Esto viene a cuento de una publicación anterior, que preguntaba: ¿cuántos libros habré de llevar? Yo creo que no muchos. Dos es un buen número, porque la idea es leer, claro, pero también generar materiales para lo que resta del año (2)

6) Write * Y sí. Tal vez sea este el punto principal. Least but not last, podríamos decir. ¿Vos y quién más podrían decir? Los personajes que aparezcan. ¿Y si no aparecen? Yo y mis frustraciones.



Mine, me, I
Febrero, MMXVII

notas                                                                        
(1) Agente de Transporte Aduanero. (Qien pueda entender, que entienda)

(2) Que es una visión a todas luces pesimista, porque ya estimamos que el año resta. No hemos hecho ninguna encuesta, por lo que es algo incontrastable. Pero en tiempos de las posverdad, ¿a quién le importa?

(7) La vida, querido desprevenido lector, se hace en tres (3) y no siete (7) simples pasos. Deberías saberlo ya.

* As much as you can. It may occur that things will not happen as expected. This is only a will.

** It'll be like just starting over. Holidays, my dear, don't last. They're just an ephemeral sensation, when you feel free, happy, and Tuesday follows Monday seamlessly.

lunes, 13 de febrero de 2017

Los límites de la literatura



Muchas veces me he preguntado para qué sirve la literatura. He leído bastantes libros, de toda índole: poesía, cuento, novela. En menor medida teatro. También textos teóricos, de divulgación, autobiografias (por ejemplo la de don Enzo Ferrari), y hasta libros de autoayuda (como las ambulancias). Incluso he leído libros inéditos, cuentos y novelas de asistentes a talleres a los que asistí; y, créase o no, fui filtro de un jurado de un concurso literario alguna vez. Créase o no.

¡Qué oportunidad para que aparezca el lector desprevenido! Pero no, lamento. Me mandó un correo electrónico más temprano para decir que no estaba disponible hoy. Por razones personales. Y yo le creo, no hay cosa más atendible que las razones personales.

Bueno, dicho esto, tendré que arreglármelas sin el lector desprevenido. Decía recién que leí unas cuantas cosas, diversos estilos, géneros varios, más o menos estéticos, más o  menos utilitarios. Si bien es cierto que la palabra siempre triunfa, y todo texto es, muy en el fondo, una estética; acaso una escolástica.

Yendo al tema: el pasado 3 de febrero (fecha patria, si las hay) se presentó en Caburé Libros Memento Mori, de Esteban Ierardo que es licenciado en Filosofía por la UBA. Y, como no podía ser de otro modo, nos deja pensando: ¿de qué se trata Memento mori? No se apure, che lector, a traducir rápidamente del latín. Todos sabemos que vamos a morir. Pero, ¿sabemos cómo vamos a vivir?

Y ahí, quizás, esté la clave de este libro de filosofía, que se vale de la literatura para divulgar su mensaje.

En la presentación estuvieron presentes otros escritores: el poeta Ces Le Mhyte, que de modo algo enrevesado nos puso en alerta de que algo raro pasa en el cuento (o relato, o texto, o ensayo) "La noticia". 

Y luego, el escritor Guillermo Fernández nos dijo que a veces debemos tener cuidado con aquellos que al reseñar un libro nos dicen cuánto saben de otros libros que han leído, pero se les escapa lo que están leyendo; es decir, el libro reseñado.

Hasta aquí, está pasando algo de eso. Mucho prolegómeno y poco de Memento mori. Así que vayamos al grano.

El libro se inicia con el cuento (sin temor a equivocarme) "El gran cruce o La Serpiente del Arco Iris", que me recuerda a las historietas de Larguirucho, que solían tener títulos con "o".  Y que es, ciertamente, es un cuento humorístico y que nos permite reflexionar entre lo analógico y lo digital, por decir así. 

Y termina, justamente, con "La noticia" y "Memento mori"; que podemos decir que forman un tandem, no se entiende uno sin el otro. Y no se entiende el libro, tampoco. No digo que son la columna vertebral, pero casi. 

Cito un par de frases de "La noticia" (que podrían parecer al azar): 

"... nuevas propuestas de turismo aventura, como el turismo nuclear en Chernóbil" (Pág. 152)

" ... cómo posar para las fotografías de las revistas o las secciones frívolas de los portales online de noticias" (Päg. 152)

Y un par de "Memento mori":

"Y el dinero casi ilimitado del Estado permite financiar las campañas mediáticas insistentes para convencer a los infelices de que son felices." (Pág 169)

"... propagar la nube frívola del chisme para llevar la política e incluso la economía al terreno del entretenimiento." (Pág. 169)
Este libro empieza por el humor (acaso negro), que sirve para relajarnos, y abordar el resto con la sonrisa a flor de labios. Sin embargo, a medida que avanzamos en los cuentos, notamos que la sonrisa tiene, a su vez, otra posibilidad, y es que así como así podría confundirse con la revolución de la alegría, si se me permite la expresión, como si no pasara nada.

Y bueno, no, señores, lamento decir que sí pasa. Que es importante estar atentos, todo el tiempo, porque muchas veces con sonrisitas de acá y sonrisitas de allá ¡zas!, te encontrás con que todo ha sido en vano, y lo que parecía un alegre Sueño de una noche de verano terminó siendo una tragedia de las peores.

Es por eso que recomiendo la lectura de Memento mori, porque detrás de una apariencia ingenua, de un camino lateral de la "gran literatura", nos encontramos con varias sorpresas, reflexiones, senderos escondidos y remansos en los que parar un rato, tomarse un mate y pensar que a veces lo que reluce no es oro. Como el color amarillo.

Izq: Guillermo Fernandez; Centro: Esteban Ierardo; Der: Ces Le Mhyte
Ingresando (¿o saliendo?) un personaje ignoto que remeda a Las meninas, de Velázquez) y que salió por pura casualidad, pero que vale pena resaltar, ¿nocierto?



Fernando Berton
13 de febrero, mmxvii

jueves, 9 de febrero de 2017

In preparation for take off - II

Irse de vacaciones siempre es un placer. Y preparar el viaje con cierta anticipación, un nerviosismo.
¿Será el viaje todo lo que uno espera? ¿Habrá tiempo para tomar suficiente aire? ¿Despejar la mente? ¿Cuántos libros llevar? ¿Estará bien el clima? ¿Estará bien que, al contrario del sujeto de la práctica artística tradicionalmente, que ha deseado permanecer oculto, invisible [1], yo esté exponiendo mi plan así sin más? ¿Estaré esperando la mirada maligna de los otros para, entonces, decir "no entienden nada"?

Puede ser que un poco de todo eso, y también la necesidad de aislarme un tiempo, generar cierta calma que en el día a día se va perdiendo; escaparle a la presión de rogar que el tren no se retrase, que no venga tan lleno, que la puerta quede más o menos cerca como para no viajar tan apretado, que si, de ser eso inevitable, se pueda por lo menos abrir el libro y lograr la distancia suficiente como para hacer foco y no distraerse en la mirada color miel que llega desde unos ojos reflejados en el vidrio de la puerta y que están como esperando que caiga la guillotina o se dispare un mecanismo que la transporte a otros mundos.

Mientras tanto, los días transcurren y se escapan de entre los dedos. La idea de las vacaciones (conquista de las clases asalariadas bien entrado el siglo XX) hace que se pueda soportar el resto del año. Así que para estas vacaciones vengo preparando un viaje que tendrá como objetivo hacer lo que mayormente no hago, que es estar de aquí para allá sin rumbo aparente, y vivir tranquilamente mi vida off-line.

Pero claro, al regreso, espero poder “irrumpir” nuevamente en el mundo en línea, salir del ostracismo al que voluntariamente me someteré para escribir cosas, tomar fotografías, parar a la vera de un camino si hace falta, escribir una hoja de ruta para luego, si corresponde, no cumplirla, y cosas por el estilo.

No se asuste el lector desprevenido, no se notará la ausencia, dado que este blog tiene la particularidad de no mantener una periodicidad; se nota enseguida que es una publicación espasmódica, sin orden y sin progreso. Pero con cierta gracia, en ese discurrir por temas diversos mayormente rodeados en la literatura.
Al menos, es lo que a mí me parece.

¡Salud!

Yo, mí, mío
Febrero, mmxvii






[1] Groys, Boris; Arte en Flujo; Caja Negra; 2016


Entrada destacada

Inteligencia Artificial

¡Hola! Soy el robot, ¿cómo estás? ¿Cómo puedo ayudarte esta mañana? Tengo un sinnúmero de funciones entre las que se pueden contar ayuda fi...