Comprar RELACIONES

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jueves, 22 de diciembre de 2016

any nite

hoy es una noche cualquiera -de esas a las que -nadie -les presta mayor atención
ha llegado -después de la tarde -después -de la mañana
y trajo la oscuridad -las estrellas -las picaduras -de los mosquitos que salen a pulular después de -la tarde -de la -mañana
yo dije que no tenía mucho -sentido -sentir -sensaciones extrañas. pero no me -han -creído -no me -han -querido -escuchar.
hice -todo -lo que pude para no pasar -por esa calle -porque están -cerrando las emociones que vienen a -contramano.
pero no me quedó -más remedio. no me quedó -otra -que -pasar -por ahí
para que me gritaran -no sé -qué cosa
-no sé que cosa
-de mis pechos
no pude -pasar -por otra -cuadra
porque igual
me -hubieran gritado
me hubieran -gritado
después de la -mañana
de -la tarde
hubieran -gritado
igual
-los pechos
-hubieran -cerrado -los párpados
para no pasar -por esa cuadra
otra vez -otra tarde
no quiero -más
por -tarde -noche
pasar
no -puedo -cerrar
los pechos.

fdbmmxvidic

sábado, 17 de diciembre de 2016

Tiempos modernos




Ayer se me ocurrió ir al cine. Y debo reconocer que, a riesgo de parecer un anticuado, tuve algunas dificultades. En primer lugar porque llegué tarde. Hice mal la cuenta de lo que debía caminar desde la oficina hasta el local, y llegué muy sobre la hora. Esto es porque me quedé haciendo tiempo, mientras leía un libro, en el Bar La Poesía. Cuando me quise acordar, había pasado más tiempo del necesario, así que tuve que salir corriendo hacia el futuro (la película se exhibía en un coqueto barrio cerca de la Costanera Sur).

Algo agitado por la veloz caminata, entré para ir directo a la boletería. Y no la encontré. Busqué unas ventaniillas por encima de las cuales se anunciaran las películas y los horarios y las salas. Pero no. Algo frustrado por la tardanza y mi incapacidad para adaptarme, fui a los chicos que te cortan la entrada, que con una gran amabilidad prefabricada (hola / buenas tardes / bienvenido al Cine Tal) me indicaron que debía dirigirme a la boletería. Y señalaron hacia los mostradores de venta de pochoclo y otras ofertas para acompañar la película. ¿Ahí?, pregunté con cierta incredulidad, con ostentosa timidez. Los dos amables chicos asintieron con sus cabezas, al unísono, sonrientes, como las prostitutas de Fargo.




Así que allá fui, temeroso de que me echaran a patadas al grito de "oiga, ¿no ve que esto es una pochoclería?". Pero otra vez no. Resulta ser que ahí venden las entradas. Que, si no sabés qué película vas a ver, tampoco podrás detectar, ya que los carteles luminosos dicen cosas como "Combo 1: 1 pochoclo + 1 gaseosa = $X,XX".  Entonces, de manera muy decidida, encaré a la chica y le dije "dos para Tren llegando a la estación, por favor". Y mientras esperaba la ominosa respuesta intuida un par de líneas arriba, la chica, sin que se le mueva un ápice su visera, me preguntó si para las 18:50 (ya pasadas, reitero) a lo que le dije que sí, y ella me dijo que todavía estaba en publicidad, así que no me hice problema, nada peor que entrar al cine con la película empezada.

Bueno, resulta que finalmente entré y me ubiqué en mi cómoda butaca, y pude disfrutar de la proyección. No sin saberme un viajero del tiempo, como en ese clásico de Spielberg, que no lograba decodificar el entorno.

Así que bueno, queridos todos, avíspense, que la cosa está cambiando. Hasta la próxima.

¡Pero! ¿No va hablar de la película?, intuyo que dirá el espectador desprevenido.

Y no, vea, la verdad que esto es por el entorno.

¡Avise! Usté está abusando de nosotros, los lectores / espectadores desprevenidos.

Puede, ser, pero vaya a ver, en este mismo blog, El paratexto de parabienes. Y tal vez un día de estos, la amable chica nos diga "¿quiere agregar alguna película a su pochoclo?"


The Reflex

ferbertonnandommxvidiciembre

miércoles, 14 de diciembre de 2016

cuando todo se desmorona

los minutos se caen
como lágrimas
sesenta veces por minuto
tres mil seiscientas veces por segundo
como minutos
que caen
como lágrimas
en tardes eternas llenas de minutos
de nanosegundos
minutos llenos de relojes digitales
de olores a francia
quizás de un recuerdo a contramano
de transitar una calle del pasado
pero todo está como era entonces
los minutos
están
pasados
se podría hacer con ellos una compota
quizás
un puchero o una sopa
minutos
ciento veinte segundos
mil doscientos treinta seis nano
segundos
milésimas de hora
capacidades electrólicas reducidas en una salsa
de
malbec
cosecha 1991
o similar
o somellier
vengan todos
juntos
uno y uno y uno es tres
con el pelo por la rodilla
la tarde
cae
la noche
cae
el pelo
cae.
recuerdo
un recuerdo
hoy ya viejo
transito una calle por la vereda del sol
ella tira monedas al agua
y yo la miro desde acá
y le hago adiós con la mano
así
asíntota
me acerco
infinitamente
sin tocarla
así
con la mano le digo adiós



bernandofertondicmmxviiembre

Naturaleza Muerta
















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