Comprar RELACIONES

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martes, 27 de noviembre de 2012

Tristeza


    Vamos bajando la cuesta, la cabeza gacha, el paso lento, los muslos que recuerdan a cada paso el esfuerzo que ha llevado las cosas hasta un punto casi insoportable.

    La noche va cayendo despacito, y a pesar de todo, sabemos que no habrá de lastimarse porque viene jugando a lo mismo desde hace miles de años, y no se raspa ni un codo en su caer permanente con cada atardecer.


   Y entonces, mientras la tarde cae hacia la noche indefectiblemente, el correo te cuenta que han entrado ladrones y se han llevado todo lo que podían, material e inmaterial, porque lo que uno tiene escrito no puede servir de mucho.
 
   ¿De qué sirve robarse lo que alguien más escribe? ¿Es que es posible creer que, aunque más no sea por un instante, se puede robar el estilo, esa forma de recorrer las palabras, de entrelazar las ideas de una manera tan particular?

 ¡Ay! No es posible irse a dormir sin dejar estas palabras, este dolor que viene desde lo más profundo de las tripas, porque no se puede creer semejante atropello.

   Queda, eso sí, la certeza de saber que no se pueden llevar ni un poco de la inspiración, de tu forma tan inquietante de escribir, de la admiración de tus tantos lectores, de la capacidad de volar un poco con sólo entornar los ojos y mirar cómo el poderoso río transcurre y se escurre hacia un estuario un poco sucio, pero que finalmente desemboca en un mar extenso y hermoso como todas las contratapas de los sábados en Rosario/12 y que tan bien nos hacen, a mí y a tantísimos otros.



martes, 20 de noviembre de 2012

Cosas Olvidadas

A continuación, una lista detallada de las cosas que olvidé:

1.

3.

7.

11.

13.

15.

17.

21.

33.

45.

29.

12.

9.

103.



PD: Hay un par más, pero no recuerdo bien en qué orden iban

Vuelve, vuelve Primavera



A mediados de Noviembre, los árboles compiten en belleza entregándonos gratuitamente la hermosura de sus flores.

Aromos y Jacarandáes juegan a ver quién tiene las flores más lindas, pero, en el fondo, es solamente un juego.

Tanto unos como los otros son de convertirse en las peores pesadillas de los porteros, en especial esos que no andan a mil con la manguerita desperdiciando miles y miles de litros de agua potable para correr vaya uno a saber qué cosas, que cinco minutos después estarán otra vez desparramadas en forma de basura escasamente reciclable como envases de alfajores o galletitas o paquetes de cigarrillos.


Me refiero, por ejemplo, a ese estoico Portero de Perú y Cochabamba que mañana a mañana lucha denodadamente con su escobillón cada vez más raleado, con las innumerables hojitas del Jacarandá, que para estas fechas parece producir tantas flores como las que deja caer de manera constante.

La foto que vemos a la derecha, sin embargo, busca ser una especie de metáfora a la canción "Fiesta", de Joan Manuel Serrat, por aquello de verdes lilas y amarillas (según la época o la dictadura que había que combatir, y entonces eran rojas y amarillas) Pero bueno, si buscamos un poco más allá en su discografía, veremos que hay canciones a una encina verde, y más acá, De Arbol a Arbol, en su disco "El Sur También Existe", basado en poemas de Mario Benedetti.



Por suerte, no tenemos que viajar tanto. Este parquecito pintado de amarillo sobre la alfombra verde está acá nomás, en Av. Paseo Colón entre Independencia y Estaos Unidos (que bien podría sér "de" en lugar de "y"´, ¿no lesparece?), y que aparte, tiene también cerca el monumento Canto al Trabajo y la Facultad de Ingenería, todo en uno.

El día que nos decidamos a cuidar un poco más nuestra ciudad, verdaderamente será increíble.

¡Salud!

martes, 13 de noviembre de 2012

Hablar solos - Novela de Andres Neuman

Andrés Neuman (Foto; Página12)
Pre Data: que es una invención, según creo, mía.
Pre Data 2: Hasta hoy al mediodía, desconocía la existencia del escritor Andrés Neuman.
Pre Data 3: Leí una entrevista que le hace Página/12 en su edición del 12 de Noviembre de 2012., que menos mal no es leído por los Mayas, porque de semejante fecha te pueden llegar a sacar un fin del mundo como decir que San Lorenzo e Independiente se van al descenso sin remedio.
Pre Data 4: Lo que estoy a punto de acometer es un comentario sobre la entrevista que leí en el susodicho periódico  y no sobre la novela, que no he leído.

Dice Neuman, en un momento de la entrevista, que uno de los personajes lee cosas que tienen que ver con la enfermedad, que tiene menos discurso que el amor, y comenta, entonces, una de las lecturas del personaje Elena:

"Geoffrey Gorer que recoge Philippe Ariès en su Historia de la muerte en Occidente, vincula el tabú de la represión sexual del siglo XIX con el tabú del duelo en el siglo XX; asocia la sensación que tenía el individuo en la época victoriana con respecto a la masturbación con la persona que está elaborando el duelo en la actualidad y tiene que hacerlo a escondidas"

Neuman nos cuenta aquí que su dolor por la muerte de la madre tuvo que gestionarlo en la intimidad, que no hay mucho espacio en nuestra sociedad para decir ufa, me duele (¿será duelo, acaso, una derivación de "duele"?), pero no puedo andar diciéndolo por ahí.

Pensaba en la salud de los enfermos, de Cortázar, una genialidad atravesada de una fina ironía y un sentido del humor tremendo al que nos tenía acostumbrados el gran Julio. No sé muy bien si relacionarlo, además, con  el año de la muerte de Ricardo Reiss, de José Saramago, porque me parece un poco más lejano. Es que tanto Cortázar como el viajero portugués nos hablan de los muertos. O sea, cuando ya está, no hay más vuelta que darle. Y Neuman se refiere -en su entrevista, claro, recordemos que no he leído la novela-; a la enfermedad.

Dice en otra parte:


"Para elaborar el duelo, para afrontar ese daño, necesitás narrar, hablar, decir. Me parece muy necesario ficcionalizar esa situación porque la enfermedad crea un problema narrativo en el interior de cada familia."

Dice esto, porque  nos cuenta que no hay mucha literatura sobre los procesos de enfermedad. Y es por eso que menciono y al mismo tiempo no sé si mencionar a Cortázar y a Saramago como ejemplos, ya que no hablan tanto de la enfermedad, sino más de la muerte.

Y digo yo, en última instancia, que en otro momento de la entrevista el autor menciona la incapacidad de las sociedades modernas de manejar estos procesos (enfermedad - muerte - sanación), por la escasez de ritos y el exceso de tecnología.

Aquellos que me conocen un poco, saben de mi creencia en que este hombre que somos llegará a crear un MP25, pero será incapaz de desvelar los secretos de la vida y la muerte, del amor y de la poesía hasta tanto no se las ingenie para entender su imposibilidad de explicar su tremenda necesidad de decir en lugar de sentir el deseo por el ser amado, por la lágrima que celebra una luna llena, un amanecer o un puente de urracas que unen el cielo y la tierra, ese pasaje desde lo más alto a lo más bajo y viceversa, que son, ni más ni menos, nuestras pequeñas existencias.

Canal de Panamá


lunes, 5 de noviembre de 2012

Tren Fantasma


Lunes. 7:18 am. No llueve. Después de varias semanas consecutivas en las que levantarse el lunes era lluvia y más lluvia hasta un tornado que tiró todo al carajo acá, allá y por lo de mi abuelita también.

Pero hoy no. Es más, hay bastante sol, y hace calor para la hora de la mañana que es y la altura del año en la que estamos.

De alguna manera, un lunes con sol te levanta un poco el ánimo, como si la vida siempre fuera hermosa, jamás tuviésemos un problema y nada de lo que podríamos haber esgrimido para cometer una torpeza inigualable pudiera ahora tener un mínimo de sentido.

Entonces la lectura en el andén hasta que llegue el tren parece más fácil (hay más luz, también, y eso facilita la lectura a quien usa anteojos de forma permanente), y las páginas avanzan más rápido.

Y de pronto, el clásico cornetazo que indica que ha llegado el momento del estrujamiento, la lucha cuerpo a cuerpo, la mirada fiera y el contacto repentino con una masa que pugna por salir mientras el silbato del guarda parece indicar el final del partido, ya está, será la próxima.

Pero cuál no sería la sorpresa al ver el vagón vacío. Nadie. Hacia adelante, hacia atrás. Nada.


Apenas se alcanza a divisar una silueta por allá al fondo, que acaso sea otro que mira con descreimiento el fenómeno.

El silencio se hace profundo. El silbato suena y las puertas se cierran, casi como cualquier día. Hay un murmullo, risitas nerviosas, codos que codean y dedos que pellizcan. ¿Será este el final? ¿Es el último tren?  ¿Entrará, de pronto, en un túnel de luz y veremos los aquí presentes desfilar una a una nuestras vivencias como pasadas rapidito en un pauerpoint?

La respuesta, si no es del más allá, en nuestra próxima entrada.

¡Salud!

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