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lunes, 18 de abril de 2016

La publicidad y otras mentiras



Yo no soy un experto en adicciones. O tal vez sí, desde el punto de vista del adicto. Quiero decir que no me dedico a eso, a saber por qué la gente (entre la que me incluyo) es adicta a lo que es adicta.

Creo que siempre hubo adictos, antes y después de los avisos publicitarios. Esto no quiere decir que los adictos del siglo IV antes de Cristo tengan las mismas razones que los de ahora para adictarse. O adiccionarse, según otros. Ni siquiera que fueran inducidos por mensajes subliminales a consumir determinadas sustancias.

Lo que sí me parece irrefutable es que el modelo que nos toca vivir aprende todo el tiempo de sí mismo y busca maximizar ganancias a toda costa. Si esto significa vender copos de nieve, aceitunas rellenas o pastillas de sperman, da igual.

Y aquí quiero hacer un pequeño alto en el camino: la cultura de la satisfacción inmediata de los deseos es una vil mentira, vayan sabiéndolo. Nada ocurre en tres clics. O sí, por ejemplo este artículo:
1) clic en "nueva entrada" (detesto la palabra "entrada", pero en fin
2) escribir el artículo (o entrada)
3) publicar

¡Y listo!

¿Qué facil, nocierto?

Pero, ¿donde está la trampa? En el punto 2, claramente. Porque, ¿qué pasa si en el medio de la escritura se corta la luz y no tengo acceso a la internet? O peor, ¿qué pasaría si en medio de la escritura me gano la lotería y entonces me chuparía bien todo escribir esta "entrada"? Y peor de los peores, ¿qué pasaría si en medio de la escritura mi musa inspiradora decidiera poner un taller literario, digamos en Quebec, y olvidarse de mí por completo y dejarme con mi artículo a medio hacer? ¿Eh?

Pues que, en cualesquiera de los casos, no llegaría al punto 3. Ergo, esto de los "tres simples pasos" es, como tantas otras cosas que se publicitan, una falacia.

Bueno, pero volviendo. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, me diera dolor de cabeza? Pues bien, acudiría al viejo y querido acido acetil salicílico, que rápidamente me sacaría de mi situación para ponerme a punto, enfocado y atento a lo que tengo que hacer.

Lo mismo si me diera un resfriado o una gripa. Me tomaría un desengrip plus ultra y listo, nada de cama ni de costoso día por ART en la empresa.

O sea, tómese esto que va andar bárbaro, sin necesidad de faltar al laburo (con el consiguiente beneficio para la empresa que lo emplea y el perjucio para la salud que lo matiene vivo) y chau pinela.

Y si el desengrip archi plus ultra no le hace nada, pruebe con un sperman, que seguro lo pone bien arriba y no le vienen a la mente esas boludeces de cuidar la salud, de hacer todo en tres simples pasos y creer que lo están explotando, vea, usted se está poniendo medio paranoico, me parece.

Volviendo II: no crea que las casualidades son tan casuales. Si hay alguien vendiendo cosas ilegales, es porque hay alguien a quien le interesa que eso pase.

Y no digo más, porque es la hora de tomar mi desengrip ultra comb.

¡Salud!




Fernando Berton
Abril MMXVI

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