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lunes, 7 de diciembre de 2015

Lectura de un poema: El juego en que andamos




















Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos, 
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría 
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría 
este amor con que odio, 
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores, 
que me juego la muerte. 


(De El juego en que andamos, 1961)


“EL JUEGO EN QUE ANDAMOS” es un poema que tiene como principio de construcción la repetición, y esto puede verse en cuatro elementos principales:

1.      Reiteración del primer verso en las primeras tres estrofas (epítome)
2.      El uso reiterado de otra figura retórica: el oxímoron.
3.      Tiempo verbal: el uso reiterado del potencial
4.      Gramatical: el uso reiterado de pronombres demostrativos

Veremos seguidamente cada una de ellas.
En esta primera lectura  vemos que hay un yo a quien le han quitado la posibilidad de elegir, y que pide insistentemente tener la posibilidad de hacerlo. Esta insistencia hace que el lector se pregunte, todo el tiempo, por qué. La forma influye en la lectura, ya que provoca una repetición.[1]
A continuación del verso inicial (reiterado) de cada estrofa, encontramos los deseos del yo planteados de forma contradictoria: la salud de la enfermedad, la dicha de la infelicidad llevan nuevamente a la sorpresa, y otra vez a preguntarse cómo puede la dicha ser infeliz, cómo se puede amar con odio.
Luego, el uso del potencial al inicio de cada verso es lo que da la idea de imposibilidad a los pedidos del yo: “si me dieran a elegir, yo elegiría”, lo que nos pone frente a una situación de oscurecimiento de la forma: ¿qué pasa que no puede elegir? ¿Quiénes son los que tienen la capacidad de permitir la elección –“si me dieran a elegir” –? ¿Por qué las elecciones posibles son todas contradictorias: salud / enfermedad, dicha / infelicidad, inocencia / no inocencia, pureza/impureza, amor/odio, esperanza/desesperanza?
Por último, todas estas contradicciones son muy cercanas al yo, ya que las menciona con el pronombre demostrativo este / esta, que indican proximidad del objeto con el hablante; y que aquí podemos entender como situaciones que están en el ámbito de lo personal del yo poético, de cosas que anhela y que quiere con ansia.
Y esto se ve reforzado en la última estrofa, donde, vehemente, el yo les dice a estos que no lo dejan elegir que se jugará la muerte por lograrlo.
Porque, ¿cuál es, si no, el juego en que andamos? Es un juego de palabras, un juego de contradicciones, un juego de jugarse por la libertad, por la vida, por el amor. De jugarse la vida por eso, en definitiva, los grandes temas que ocupan a las personas desde siempre. Vivir de la mejor manera posible entre tanta imposibilidad, es, a nuestro entender, “el juego en que andamos”.



[1] “La finalidad del arte es dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento: los procedimientos del arte son el de la singularización de los objetos, y el que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción”, SHKLOVSKI, VICTOR; El arte como artificio Pág. 60

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